La nueva eau de parfum infinissime, infinitamente sensual.

Las flores de J'adore se liberan y se despliegan en una nueva fragancia sensual, poderosa y envolvente: la eau de parfum infinissime.

Un torbellino interminable de flores liberadas exhalando su perfume hasta el infinito: la rosa centifolia, el jazmín sambac, el ylang-ylang y el nardo de la región de Grasse se cincelan con los acentos amaderados de un sándalo cremoso.

Familiar pero sorprendente, como una hermana sensual de J'adore, la eau de parfum solar, la fragancia se vuelve "infinissime", al igual que su estela infinita.

PALABRAS DEL PERFUMISTA

"J'adore eau de parfum infinissime tiene un encanto único, voluptuoso gracias al nardo de Grasse. Al introducirlo en la composición de J'adore, creé un encuentro: como si J'adore "sedujera" al intrigante nardo, lo  hiciera suyo, lo reinventara, le diera luz. Revela inmediatamente una feminidad poderosa y segura."

NOTAS OLFATIVAS

Para la eau de parfum infinissime, François Demachy ha desplegado las flores del bouquet de J'adore, envolviéndolas en una sensualidad vertiginosa e intensa con acentos amaderados.

Exhuberante y carnal, la rosa centifolia dialoga con un jazmín sambac con una faceta anaranjada en nota de salida y un acorde de muguete fresco e incisivo.

Suave y luminoso a la vez, el ylang-ylang ilumina la composición con su floralidad inmediata.

Refrescado por la bergamota y la naranja sanguina jugosa, el nardo de la región de Grasse transforma el bouquet con su amplitud carnal. Le da un volumen sin precedentes, un encanto sensual, una tenacidad turbadora.

Junto con él, un sándalo cremoso, lácteo y envolvente aporta una nueva faceta amaderada a J'adore.

EL FRASCO

El collar del frasco J'adore se reinventa a imagen de su nueva eau de parfum infinissime.

Uno a uno, los hilos del legendario collar masái se sueltan y se desprenden, deslizándose a lo largo del cristal en un movimiento infinito, con la sensualidad de una joya sobre la piel de una mujer.

Aún más preciosa, esta nueva joya cobra vida y se convierte en símbolo de una feminidad liberada.